Bruselas lo propone frente a la crisis
Rescates forzosos....pero ¿Europa lo querra?
La crisis economica amenaza con acabar el sistema de moneda comun europeo |
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, ha presentado
hoy sus propuestas para la creación de eurobonos sobre la deuda
agregada de los países miembros y ha pasado revista a las medidas con
las que Bruselas quiere reforzar la gobernanza económica
de la eurozona. En este último apartado, que es en el que ha dado las
mayores novedades, el jefe del Ejecutivo comunitario ha pedido a los
socios europeos ampliar los poderes de Bruselas para supervisar las
cuentas de cada país y, en aquellos casos en que un determinado miembro
atraviese serios problemas, forzar su rescate. El objetivo de todas
estas medidas es atajar la crisis y evitar que se repita en un futuro.
En palabras del dirigente, "sin más gobernanza económica va a ser muy
difícil si no imposible mantener una moneda común".
Según ha recordado Barroso, la historia reciente de Grecia, Iralnda y
Portugal, los tres Estados del euro que están bajo un programa de
asistencia, demuestra que los países "tienden a evitar siempre hasta el
último momento ser rescatados, lo que ha provocado un empeoramiento de
su propia situación y la de otros Estados, aumentando los riesgos de
contagio". También, ha incidido incrementan los costes del plan de
ayuda. hace el rescate más caro. Por este motivo, sugiere que la
Comisión junto al Banco Central Europeo (BCE) puedan proponer al Consejo
Europeo (que reúne a los Jefes de Estado y de Gobierno de la UE) que se
fuerce el rescate de los países con problemas, aunque no ha querido
entrar a describir cuáles serían las condiciones para determinar la
frontera entre lo que es sostenible y lo que no.
En cuanto a las
tareas de vigilancia y supervisión, Bruselas aboga porque los Gobiernos
de los países miembros le entreguen, anualmente y antes de aprobarse, un
borrador del presupuesto nacional del año siguiente. La fecha tope para
ello sería octubre. Con los papeles en la mano, el Ejecutivo europeo
podría pedir a los países que revisen algunos puntos de estos borradores
-o el proyecto entero en casos extremos- si considera que incumplen los
requisitos del Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
En paralelo,
la UE también propone que se refuerce la vigilancia de aquellos socios
que, con sus desequilibrios, puedan provocar un riesgo de inestabilidad
financiera en el conjunto de la Unión. Los factores a tener en cuenta
para decidir si Bruselas interviene en las decisiones de un determinado
país, tal y como ha ocurrido con Italia y la supervisión del FMI, será
en primer lugar la consolidación fiscal y, en un segundo plano, las
amenazas para el crecimiento o el empleo.
Barroso ha agrupado todas estas medidas en un Libro Verde
sobre la viabilidad de la introducción de los bonos de estabilidad. El
documento supone un salto cualitativo en el camino hacia la creación de
los eurobonos o bonos de estabilidad, que es como se les denomina en el
texto, al plasmarse por primera vez en un texto de la Comisión varias
fórmulas de mutualización de la deuda europea. La iniciativa rompe un
importante tabú al proponer cambios en el Tratado, especialmente el del
artículo 125, que prohíbe a los Estados miembros asumir las deudas de
otros.
Sin embargo, la canciller alemana, Angela Merkel, que se ha mostrado en contra de esta medida
desde que empezó a plantearse, ha insistido hoy en que "no funcionará" y
ha abogado por solucionar la crisis "paso a paso". "La idea que queda
flotando es que a través de la colectivización de la deuda se pueden
superar los problemas estructurales de la Unión Monetaria y eso es
precisamente lo que no puede funcionar", ha declarado Merkel durante el
debate parlamentario sobre los presupuestos alemanes antes de criticar
que le parece "lamentable e inadecuado" que Bruselas haya puesto el tema
en el centro de la discusión.
Con los eurobonos, la UE podría
disponer de un mercado de deuda con tanta liquidez y profundidad como el
de Estados Unidos y, por tanto, lograría un menor coste de su
financiación. La deuda de la zona euro ascendió en 2010 a 7, 8 billones
(85,4% del PIB), y la de Estados Unidos a 19,2 billones de dólares
(94,4% del PIB).
Los eurobonos vienen siendo reclamados desde hace
tiempo por destacadas personalidades de orientación política muy
diversa, como Poul Nyrup Rasmussen, presidente de los socialistas
europeos; el demócrata cristiano, Jean-Claude Juncker; el exministro
conservador italiano, Giulio Tremonti, o el liberal Guy Verhofstadt. La
idea ha chocado hasta ahora con la oposición, además de la propia
Merkel, del presidente francés Nicolas Sarkozy, aunque este último dejó una puerta abierta para el futuro.
La propuesta que ha presentado hoy Barroso coincide con las recogidas en el borrador al que tuvo acceso EL PAÍS y que fue publicado el pasado sábado.
En su formulación definitiva, propone tres tipos de bonos de
estabilidad, de los cuales los dos más ambiciosos requieren una reforma
del Tratado. La tercera opción propuesta podría ser aplicada rápidamente
con solo una modificación de la legislación secundaria y aportaría ya
inmediatos beneficios, especialmente a los países con más dificultades.
El
primer tipo, el modelo más ambicioso aspiraría a la sustitución de
todos los bonos nacionales por los bonos de estabilidad. Esto implicaría
que la emisión de estos títulos tendría la garantía solidaria de todos
los Estados miembros, lo que exigiría la reforma del Tratado,
especialmente del artículo 125. Es decir, exigiría mucho tiempo para su
entrada en vigor.
El artículo 125 establece entre otras cosas que
"los Estados miembros no asumirán ni responderán de los compromisos de
los Gobiernos centrales, autoridades regionales o locales u otras
autoridades públicas, organismos de derecho público o empresas públicas
de otro Estado miembro, sin perjuicio de las garantías financieras
mutuas para la realización conjunta de proyectos específicos".
El
texto de la Comisión recuerda que aunque no están prohibidas ciertas
formas de solidaridad como la concesión de préstamos, como los 80.000
millones destinados a Grecia en mayo de 2010; no obstante, advierte de
que "la actual interpretación del artículo excluye completamente la
concesión de garantías". La Comisión sugiere que la enmienda del
artículo 125 "podría hacerse de forma simplificada si se estableciera
una oficina de gestión común de la deuda bajo un marco
intergubernamental".
El segundo sistema propuesto es una
sustitución parcial de los bonos nacionales por bonos de estabilidad. Es
el llamado modelo azul-rojo, inspirado en el trabajo de los economistas
de Bruegel, Jacques Delpa y Jacob von Weiz-säcker. En este caso se
propone que la deuda que no llegue al 60% del PIB de un país (el límite
de Maastricht) sería emitida en forma de eurobonos (bonos azules) con
garantía solidaria de todos los Estados miembros y también sería más
barata. El resto de deuda que supere 60% la emitirían directamente los
Estados a través de bonos nacionales (bonos rojos) que solo tendrían
garantía nacional y que en consecuencia serían más caros. Este sistema
implicaría un aliciente para no endeudarse más del 60% y un antídoto
contra el riesgo moral. Esta segunda opción también tiene el
inconveniente de que requiere la reforma del Tratado.
El tercer
tipo de eurobonos significaría también una sustitución parcial de la
deuda nacional por eurobonos. Pero en este caso, los bonos de
estabilidad no tendrían la garantía solidaria de los demás Estados, sino
que cada país garantizaría su parte. Se efectuaría, por ejemplo una
emisión conjunta europea según las necesidades globales, que sustituiría
parcialmente los bonos nacionales, pero que solo tendrían las garantías
proporcionales a las necesidades de cada Estado. En este caso los
Estados se beneficiarían de las ventajas de una emisión conjunta y de
las garantías añadidas que cada Estado dispusiera (dinero, oro o
adjudicación expresa de la recaudación de determinados impuestos). Esta
propuesta proporcionaría menos beneficios que las dos anteriores, pero
en cambio requeriría menos precondiciones.
Entre las ventajas de
los eurobonos o bonos de estabilidad, se destaca que "podrían
potencialmente aliviar rápidamente la crisis de deuda soberana". Los
Estados con altos costes de financiación "podrían beneficiarse de la
solvencia de los Estados con bajos costes". Aunque la introducción de
estos títulos podría llevar tiempo "un acuerdo previo sobre la emisión
común podría tener un impacto inmediato sobre las expectativas del
mercado y de ese modo lograr unos costes financieros más bajos para
aquellos países que actualmente están sufriendo presiones de
financiación".
El documento subraya que esta iniciativa debería ir
acompañada "por un compromiso paralelo de reforzar la gobernanza
económica, que garantizaría los ajustes estructurales necesarios para
asegurar la sostenibilidad de las finanzas públicas".
Los
eurobonos también permitirán hacer "más resistente el sistema financiero
de la zona euro ante futuras condiciones adversas y reforzarán la
estabilidad financiera". De manera especial se subraya que los bonos de
estabilidad proporcionarán una fuente de garantías más sólidas para
todos los bancos de la zona euro. Otras ventajas mencionadas son la de
"facilitar la transmisión de la política monetaria", "mejorar la
eficiencia del mercado de bonos" y "elevar el papel del euro en el
sistema financiero global".
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