sábado, 12 de marzo de 2011

Testimoniales: Venezolano nos cuenta lo que vivio en Tokio durante terremoto

Testimoniales
Vivencia en Tokio: 
"De un sólo golpe entraron 10 emails"

Rodrigo Segnini cuenta su experiencia en Tokio tras el terremoto del viernes. "Comprendí el propósito del medio día al año de entrenamiento para desastres".
SARA CAROLINA DÍAZ |  Escrito para EL UNIVERSAL
sábado 12 de marzo de 2011 
Rodrigo Segnini es uno de los casi 400 venezolanos que residen en Japón. Hace 10 años comenzó a estudiar en ese país y decidió quedarse seducido por la dinámica asiática y las oportunidades de trabajo. Labora en la empresa alemana Siemens Healthcare división Tokio y en el piso 15 de esa compañía se encontraba cuando en la tarde del viernes comenzó el bamboleo. 

"Impresionante de verdad. Yo estaba en la oficina cuando comenzó a moverse. Como aquí tiembla casi mensualmente nadie dejó de hacer lo suyo. Cuando nos dimos cuenta de que no paraba y cobró mayor intensidad de la que yo he sentido hasta ahora, varias personas se pararon de su puesto para ver desde las ventanas lo que sucedia afuera. Otros se sentaron en el piso acurrucados, pero a nadie le dio pánico ni nadie salió corriendo. Aquí es una regla inculcada a todos que para evacuar hay que esperar el anuncio oficial, y en su ausencia, al menos esperar a que deje de moverse. Por mi parte, como es invierno, me puse el abrigo por si había que moverse rápidamente. 

En eso vino el anuncio por los megafonos del edificio indicando lo siguiente: 'Acaba de ocurrir un terremoto, el epicentro es en Sendai, por prevencion vamos a evacuar todo el edificio a la zona de refugio (cada, digamos, barrio, tiene un espacio abierto designado para que la gente se aglomere) que en nuestro caso es un patio amplio en la PB del edificiono usen los ascensores y bajen ordenadamente por las escaleras con sus cascos. La situación se veía tranquila, terminé de escribir los e-mails que estaba haciendo antes del movimiento, cerré la laptop y me preparé como si no fuera a volver". 

Segnini relata que el ambiente en ese momento era relajado, como si fuera un ejercicio: "Allí comprendí el propósito del medio día al año de entrenamiento para desastres". Sin embargo, poco a poco se fueron dando cuenta de que este no era un temblor como los demás: "Siguió temblando y no pusieron a funcionar a los ascensores. Otras cosas comenzaron a pararse: el tráfico, los teléfonos, y tambien empezaron a circular las noticias de incendios e inundaciones. Honestamente, desde nuestra perspectiva en ese momento era difícil comprender la escala de lo que ocurría pues incluso algunos colegas hablaban de los planes que tenían (viernes en la noche) o de reuniones internas hasta el final del día de trabajo. Yo me di cuenta de la magnitud cuando de un solo golpe entraron casi 10 e-mails y anuncios de llamadas perdidas donde allegados y familia en el extranjero me dijeron lo que habían visto". 

Para entonces, agrega, ya todo estaba a paso de morrocoy: "Algunos decidimos que era más seguro estar en el edificio (pues seguía temblando), y además así también las rutas quedaban libres para quienes, por ejemplo, tenían que buscar a sus hijos en el colegio, servicios de emergencia, etc. El tráfico bajó hacia las 3am, pero como no había taxis todavía, me fui caminando a casa poco a poco pensando que las 2 horas que me esperaban en el frío no se podían comparar con quienes perdieron a alguien o algo en la tragedia. Mi oración con ellos. 

-¿Qué fue lo que más te impactó de lo que viviste esa tarde? 
- Una cosa que me impactó es que no solo las edificaciones permanentes parecieron no recibir daño sino que lo impermanente, como por ejemplo andamios o las gruas--cranes--en la construccion de 40 pisos de al lado bailaron como una caña de pescar pero no afectaron a nada y por su puesto no se cayeron; increible!. Mi admiración a los constructores, las normas, y a la poblacion por la civilidad demostrada. 

-¿Te dio miedo? 
-No. No es que no hubiera razon para ponerse nervioso, pero creo que el hecho que en Tokyo no ocurría lo que se veía por TV o Internet generó una distancia que nos protegía.

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